Nuestro colegiado, el ingeniero industrial David Fernández de la Pradilla apagó las máquinas de su empresa Largoiko, una empresa dedicada a la automoción y energías renovables y las convirtió en máquinas para construir respiradores (o resucitadores, como dijeron en el Ministerio de Sanidad).
«Fue la primera vez que me alegré que un prototipo mío no se hiciera proyecto»
Cuando llegó la pandemia decidieron poner todos los esfuerzos en transformar la producción para desarrollar respiradores. Con el apoyo de anestesistas, diseñaron un producto seguro capaz de controlar tres parámetros clave: inspiración, espiración y la mezcla de aire y oxígeno. Su enfoque fue ofrecer soluciones industriales efectivas a necesidades críticas del sector sanitario. Dijo en su momento que a los sanitarios no les valía cualquier cosa.
Escucha aquí la entrevista completa de Aragón Radio:

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